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JACKO ELLIS #02

Relatos Dreamers

Recuerdo que, de pequeños, a mi hermana y a mí nos encantaba jugar en el granero de la granja que había detrás de nuestra casa. Nos pasábamos horas y horas jugando, algunos días Jynx tenía incluso que traernos el almuerzo allí.
Mi hermana disfrutaba especialmente haciendo ejercicios de equilibrio y malabarismos sobre un poste que atravesaba el techo, a modo de refuerzo de la estructura del lugar. Ella sabía que a mí no me gustaba que lo hiciera, pues el sitio estaba a una altura considerable (alrededor de siete metros sobre el suelo), y tenía miedo de que alguna vez cayera. Pero ella no se cansaba de repetirme que no tenía miedo.Añadir Anotación
“Sé que siempre estarás ahí para salvarme, Jacko, si alguna vez corro peligro.”
Ésas fueron sus palabras.

No asistí al entierro. El dolor era muy profundo, y estuve tres días encerrado en mi habitación sin comer ni apenas beber. Todos se preocupaban por mí, pero yo no permití a nadie entrar a verme. La última persona que lo hizo fue ella, y su recuerdo me destrozaba. Y lo que más lamentaba era que la última vez que me vió, no vió al típico Jacob sonriente, risueño y con ganas de vivir, sino a un amargado. ¿Y amargado por qué? Lo que yo tenía con Kathryn no era un problema, ahora me daba cuenta; en cambio, el perder a Lucy… Siempre pensé que me sobreviviría, pero no fue así.Añadir Anotación
Y allí estaba yo, cuatro días después de su muerte, de noche, lloviendo, ante la tumba de mi hermana.
- Lo siento, Lucy, no he podido salvarte - mis ojos se inundaron de lágrimas -. Ojalá pudieras estar aquí. Ya no tengo a nadie a quien recurrir, siempre eras tú la que me consolaba en mis peores momentos. Pero ahora… Jonathan es mi amigo, pero él nunca ha sido como nosotros, no es como tú… - paré un momento; los sollozos no me dejaban hablar - Te necesito, Lucy. Te necesito tanto… Si al menos, hubiera podido darte lo mejor de mí antes de que… Tan sólo supe darte malas contestaciones y silencios - caí de rodillas sobre el frío mármol -. Ahora me doy cuenta de que es realmente sin ti cuando pierdo la luz… Te quiero, siempre te querré.Añadir Anotación
Una mano vino a posarse sobre mi hombro.
- Siempre la tendrás… Al menos, en tu corazón. Y seguro que está en un sitio mejor, Jacko.
Giré la cabeza. Era Kathryn. No llevaba paraguas, al igual que yo, y sus ropas, un vestido de seda azul pastel, estaban completamente mojadas y pegadas a su piel. Pero ahora, ya no sentía ni miedo ni excitación al estar a su lado. El dolor era mucho más fuerte que todo aquello. Volví mi rostro de nuevo hacia la tumba.Añadir Anotación
- No me llames Jacko. Sólo ella lo hacía.
- Lo sé. También sé lo importante que ella era para ti - se arrodilló a mi lado y me cogió de la barbilla con sus cálidas manos, para girarme la cara y verla de frente -. Pero tú también eras importante para ella, y no querría que estuvieras así.
Me levanté de forma brusca, y comenzé a gritar entre sollozos.
- ¡¿ Y cómo diablos se supone que debo estar, eh?! ¡Dímelo! ¿Qué demonios debo hacer para que esta pena se vaya de mi corazón? ¿Qué? ¿QUÉÉÉ?
Caí al suelo, destrozado por la pena y el sufrimiento. Comencé a apretar mi mandíbula lo más fuerte que pude, mientras susurraba con rabia y odio:
- Juro… que encontraré al hijo de puta que le hizo esto. Lo juro - y volví a gritar - ¡Te encontraré, cabrón! ¿Me oyes? ¡Te encontraré!
Kathryn se levantó, y me cogió de las axilas para alzarme. Me sorprendió la increíble fuerza que tenía, dada su constitución, pero apenas le presté atención mientras me agarraba por la cintura y ponía mi brazo rodeando su espalda, hasta caer sobre su hombro.
- Vámonos a casa, Jacob. Le diremos a Jynx que limpie un poco tu habitación, y a las criadas que nos hagan algo de cenar. Cenaré contigo, ¿vale?
La miré como sólo puede mirar un perro abandonado y maltratado.
- ¿Quieres?
- … Sí. De acuerdo, cenemos.

Pasaron los días, y las semanas, y los meses, y así sucesivamente hasta llegar al mes de febrero de 1880. Y a medida que pasaba el tiempo, mi dolor amainaba y me acercaba cada vez más a Kathryn. Había decidido quedarse en Kidderminster para estar a mi lado, y aunque nunca la podía ver de día, porque siempre estaba ocupada con sus idas y venidas a la embajada y otros lugares propios de su trabajo, por las noches era mía, pasara lo que pasara, aunque solamente como amiga y confidente. Sin embargo, aquello se estaba cobrando un alto precio. Jonathan venía cada vez menos a verme, y no había vuelto a salir con él desde aquella noche en la taberna. Además, a cada encuentro parecía más distante.Añadir Anotación
Comencé a pensar que tal vez la culpa era mía. Yo había dejado cada vez más apartado a John; cuanto más tiempo pasaba con Kathryn, menos lo pasaba con él, y mi amigo no estaba acostumbrado a compartirme. Pero había algo que no cuadraba con todo ello: Jonathan ni tan siquiera había intentado hablar del tema conmigo, es más, lo evadía, como si tuviera que ocultar algo.Añadir Anotación
Una noche, decidí pasarme por “La Acogida”, sabiendo de antemano que él estaría allí. Pensaba encontrarlo ebrio y rodeado de fulanas, pero para mi asombro, se encontraba recluído en un rincón de la posada, cabizbajo y con la mirada perdida en una jarra de cerveza que parecía ni tan siquiera haber probado.Añadir Anotación
Me acerqué hasta él y me senté enfrente. Levantó lentamente la cabeza y me miró. Una expresión triste se esbozaba en su rostro.
- ¿Sorpendido?
- Puede…
Intenté alegrarle y cambié mi tono de voz por uno más risueño.
- ¿Qué? ¿Esperando a una amiga…?
Él siguió igual, impasible a mis intentos.
- No - dijo de forma tosca -, a una amiga no.
- Me preocupas, Johnny. Yo…
Entonces se enojó y comenzó a gritar. Toda la taberna podía escucharle por encima de las carcajadas y los tintineos de copas y jarras.
- ¿Yo te preocupo? ¿Desde cuándo? ¿Acaso esa jodida zorra te ha dado calabazas? ¿Acaso vuelves a mí porque ya no tienes a quién llorarle, ni tan siquiera a tu hermana?
El hecho de que nombrara a Lucy de aquella manera me sacó de mis casillas, y le pegué. Por primera vez en mi vida, hice algo que pensé que no haría jamás. Mi puño cerrado fue a estamparse violentamente en su cara, y cayó de su silla, derrumbándose boca arriba en el frío suelo manchado de vómitos y alcohol, y empezó a decir, casi entre susurros:Añadir Anotación
- Te odio, Jacob… Te odio.
- ¿Por qué, Jonathan? ¿Qué demonios te he hecho yo? - ahora era yo el que vociferaba.
- … Yo te amaba, Jacob – mi sangre se heló en ese preciso instante. ¿Qué estaba diciendo? ¿Estaba delirando? - … te amaba. Y tú me diste de lado por una jodida zorra rica.
Mi voz recuperó su tono normal.
- Eres un puto invertido… Un jodido y puto invertido – le escupí en la cara -. No quiero volver a verte. Jamás.
Súbitamente, se levantó con una rapidez casi sobrehumana y me agarró del cuello con una fuerza que desconocía de él. Parecía como si hubiese tomado algo que hiciera que su cuerpo trabajara a un nivel más alto del normal.
- ¿Qué… haces…? Soy tu amigo… - conseguí decir a pesar de que me faltaba la respiración.
- Voy a matarte, Ellis - dijo con una voz llena de odio. Entonces sucedió algo que me dejó atónito: sus ojos se tornaron rojo escarlata, como dos rubíes encrustados en su rostro desfigurado por la rabia - ¿Sorprendido? … Muchas cosas han cambiado estos últimos meses- y tras un suspiro, dijo -… O mío, o de nadie.Añadir Anotación
Seguía apretando mi cuello, cada vez más fuerte, hasta que empecé a notar como la sangre empezaba a brotar y empapaba mi camisa. Entonces, sorprendentemente, me soltó, mientras sus ojos recobraban su azul cristalino natural. Parecía aturdido, como si una voz en su cabeza le hubiera ordenado parar. Caí al suelo, y me miró con desprecio y satisfacción malsana mientras yo intentaba detener la hemorragia.Añadir Anotación
- Lo siento, Jacob, seguiremos más tarde. Ahora tengo cosas más importantes que hacer que ocuparme de un mierda como tú.
Y salió de la taberna, sin mirar atrás. Al salir, el silencio reinaba en aquel lugar, y dos de las camareras se acercaron. Mientras una me levantaba del suelo y la otra me tapaba la herida del cuello con su delantal, que previamente se había quitado, yo permanecía en un estado de shock. ¿Qué había pasado? O mejor dicho, ¿qué le había pasado a Jonathan?Añadir Anotación

- ¿Cómo ha osado ese hijo de perra hacerle esto a mi hijo? ¡Jodidos franceses!
- Cálmate, cielo…
- ¿Que me calme, Marise? ¿QUE ME CALME?
Nos encontrábamos en el salón mis padres, Kathryn y yo, que permanecía tumbado en un sofá. Mi padre estaba exhaltado, furioso, e incluso había pensado dirigirse escopeta en mano a la casa de los Boudin, hogar de John. Mi madre, lógicamente, intentaba tranquilizarle, y Kathyn permanecía silenciosa, aunque a mí me pareció que no sólo por respeto. Parecía pensativa.Añadir Anotación
- Esto es el colmo, ¿me oís? ¡El colmo! Llevo años intentado reprimirme, pero ya estoy harto. Ese chico siempre ha sido una mala influencia para nuestro hijo, y encima ahora esto - mi padre estaba muy encolerizado, y su cara estaba hinchada y colorada por el odio - … ¡Ojalá ardan en el infierno él y su jodida familia de burgueses de tres al cuarto!Añadir Anotación
Tra decir esto, se levantó y salió de la habitación, aún profiriendo en voz baja maldiciones e insultos.
- Me voy junto con tu padre, Jacob - mi madre se levantó -. Por favor, Kathryn, acompaña a mi hijo hasta su cuarto e intenta que no haga ningún esfuerzo innecesario.
- Así lo haré - dijo ella, aunque pareció no prestar mucha atención a lo que le decían, y seguir sumergida en sus pensamientos.
Mi madre se acercó y me besó en la frente. Que yo recuerde, no lo hacía desde que era un niño.
- Descansa, cielo. Ha sido un duro día.
Tras esto, mi madre siguió los pasos de mi padre y despareció por la puerta del salón.
Cuando me aseguré de que ya nadie más podría escucharnos, me dirigí a Kathryn.
- ¿En qué piensas?
- No deberías hablar en tu estado.
- ¡Vamos! Es un rasguño de nada, no llegó a herirme gravemente.
- Aún así es una zona sensible, Jacko - se quedó en silencio un momento y prosiguió -… Perdón… Jacob
- No pasa nada.
Se hizo un largo e incómodo silencio.
- ¿En qué piensas, Kathryn?
- Es extraño… primero lo de tu hermana… y ahora esto…
Aquello que decía tenía sentido, pero yo no había caído en la cuenta de que esos dos sucesos pudieran estar relacionados.
- Vayamos a verle.
- No, Jacob, tú te quedas aquí. Yo iré a hablar con él.
- ¿Estás loca? – grité, y el esfuerzo me provocó un intenso dolor, haciéndome toser. Kathryn me acarició la cara con su suave mano. Y entonces, me besó.
Era la primera vez que una mujer me besaba sin tener segundas intenciones, y sentí en ese beso un calor y una ternura que jamás había sentido. El beso me pareció durar el tiempo de un suspiro, pero a la vez una eternidad. Kathryn se retiró lentamente de mí y me dijo:
- Soy mucho más de lo que piensas - me tomó la mano -. No te preocupes. Volveré.
Entonces, se levantó y se fue, sin decir nada más.

Abrí el mueble-bar de mi cuarto, cogí la botella de absenta y un vaso y me senté en la silla de mi escritorio.
No lograba encontrarle sentido a los dos últimos años de mi vida. Había prometido que vengaría a Lucy, pero, ¿cómo vengarte de alguien que no conoces? Me había acercado cada vez más a Kathryn, que decidió quedarse a vivir en Inglaterra, pero había hecho falta un abismo para al fin lograr un beso. Y después estaba lo de Jonathan…Añadir Anotación
Con cada trago de alcohol que tomaba, todo me parecía más confuso, y las ideas se desdibujaban en mi mente, convirtiéndose en un agobiante y desesperante caos de emociones y recuerdos sin orden alguno. Lucy sonriendo, Johnny agarrándome del cuello, Kathryn besándome, otra vez Lucy, esta vez muerta, sobre el caliente parquet de su habitación… Y así caí en un profundo sueño…Añadir Anotación

- Jacko, despierta…
Me encontraba en medio de la nada, en una oscuridad absoluta y una sombra me hablaba.
- Jacko, tienes que huir, no puedes quedarte aquí… ¡Jacko, joder, despierta de una vez!
Entonces la sombra se desdibujó de manera súbita. ¡Era mi hermana!

Una bofetada me devolvió a la realidad. Seguía en mi cuarto, y olía a quemado. Frente a mí se encontraba Kathryn, con la cara llena de rasguños, su pelo alborotado y sus ropas rasgadas y sucias. Parecía muy asustada.
- Tienes que huir, Jacko. Él está aquí.
- ¿Quién?
- No hay tiempo - me levantó de la silla con un simple movimiento de su brazo. No era la primera vez que lo hacía, pero seguía sin adivinar de dónde sacaba tan colosal fuerza. Me empujó hacia la ventana -. Salta.
- Huele a quemado…
- ¡Salta!
- ¿Qué ocurre, Kathryn? ¿Qué te ha pasado? Te ha pegado, ¿verdad? Ese hijo de puta ha osado ponerte la mano encima…
Miré hacia la puerta. Estaba abierta, y descubrí el por qué del olor a quemado. ¡Las llamas estaban invadiendo mi casa!
- Dios mío…
- Por favor, vete - me imploró la mujer. Pero los nervios ya se habían apoderado de mí.
- ¿Y mis padres? ¿Y Jynx? ¿Dónde están todos?
Una criatura desbocada irrumpió entonces en la habitación, y se mantenía a cuatro patas, frente a nosotros, presta a atacar. Era Jonathan. Sus ropas también estaban llenas de rajas y algunas partes quemadas. Y su cara, ennegrecida por el humo y por lo que me pareció que era tierra, tenía una expresión de ferocidad animal a la vez que psicótica.Añadir Anotación
- Hola, chicos - dijo con malicia -. ¿Me estábais esperando?
- Esperaba no tener que hacer esto, Jacob.
Y me tiró. Kathryn me empujó por la ventana, y la cristalera cedió en un estallido de violencia y vidrios rotos.
Mi cuerpo dolorido no cayó en la inconsciencia, sin embargo, auque noté que tenía el brazo derecho roto. Al fin y al cabo, había caído desde un primer piso.
Intenté incorporarme, y cuando ya estaba de rodillas, vi lo que estaba ocurriendo a mi alrededor. Tanto la mansión como los jardines de mi casa estaban ardiendo.
Me levanté como pude, y noté que me costaba andar. Cojeando, intenté acercarme a la puerta de entrada, a pesar de saber que dentro de mi casa sólo encontraría un infierno de fuego y devastación. Pero apenas había recorrido un par de metros, vi cómo Kathryn tiraba a Jonathan por la misma ventana de la que yo había caído, y saltó tras de él.Añadir Anotación
Ahora también veía en los gestos de ella rasgos animales. Aterrizó sobre el césped con la misma soltura que un felino, y se acercó cautelosamente a su enemigo.
- El chico es mío - dijo -. Ése era el trato.
- Las cosas han cambiado, bastarda.
- ¿Y crees que un estúpido ghoul borracho como tú podrá conmigo, necio?
Johnny saltó sobre mi amada, y ambos comenzaron a rodar sobre el suelo, peleando, arañándose la cara y el cuerpo con sus… ¿garras? Ahora parecía que las manos de ambos habían mutado en garras semejantes a las de los perros o los lobos, pero mucho más grandes y con uñas mucho más afiladas. En aquel momento, pensé que eran efectos secundarios del alcohol que había tomado horas antes.Añadir Anotación
Mientras seguían enzarzados en esa especie de pelea de gatos, continuaban hablando.
- Ya falta poco para que amanezca, Kathryn. Y para colmo, no has cenado esta noche. ¿Crees que podrás aguantar el ritmo una vez salga el Sol?
- ¡Cállate, cerdo cabrón!
Entonces, la mirada de Kathryn se dirigió hacia mí. A pesar de las heridas y del gesto agresivo que mostraba, su rostro seguía teniendo su encanto natural y su belleza.
- ¡Huye al pueblo, estúpido! ¡Es tu única salida!
El momento de descuido de la mujer bastó para que Jonathan rajara completamente su cara. Trozos de carne volaron, y dónde había estado un escultural rostro, ya tan sólo quedaban chorros de sangre y músculos al descubierto.
- ¡¡¡NOOOOOOO!!!
Corrí hacia ellos, pero al llegar, mi antiguo amigo me propinó un golpe que me hizo volar hasta la tapia que delimitaba la mansión, a una docena de metros de allí. Creo que fue entonces cuándo me fracturé el cráneo y perdí el sentido…

Desperté. ¿Dónde estaba? Todo estaba oscuro y había un silencio total. ¿Estaba otra vez soñando? Estaba sentado en una silla. Intenté levantarme, cuando me di cuenta de que estaba atado de pies y manos. Entonces, se escuchó el ruido de una cerilla al encenderse, y pronto percibí cómo una sombra sostenía una lámpara de óleo y se acercaba a mí.Añadir Anotación
- Disculpe que le tratemos de este modo, señor Ellis, pero no sabemos de lo que usted puede ser capaz. Igual estamos ante un sádico y despiadado asesino.
¿A qué se refería? No podía estar hablando de mí. Seguro que todo aquello era una terrible confusión.
Entonces recordé. ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaban todos? ¿Y Jonathan? Y lo más importante, ¿dónde estaba Kathryn?
Ya no me dolía la cabeza. Ni las piernas. Ni el brazo. Ni el cuello. Parecía estar completamente curado.
- Déjalo, Vega - otro hombre, también sumergido en la más completa oscuridad, se acercó a la tenue luz -. No va a hacernos daño, es una víctima. Otra más.
- Eso no hay manera de saberlo con seguridad, Loki. ¿Y si es una trampa?
- Por favor, Vega, ¿viste en qué estado quedó el pobre chico?
- ¿Y qué vamos a hacer? ¿Lo mismo que con los demás?
- No… él se merece algo mejor.
- ¡Sabes que no puede tener un lugar entre nosotros!
- Lo tendrá. Ahora es de los nuestros, Vega. Es un Vástago… Un vampiro.

PRÓXIMO CAPÍTULO: “Catarsis del sufrimiento”

NdA:
1º) No he quedado satisfecho con este número. Es cierto que marca un cambio radical en cuanto al primer número, mucho más tranquilo y sentimental, pero aparte de que siempre me ha costado muchísimo narrar escenas de acción, en el momento de plantearme la historia de Jacko, esta parte siempre se me ha quedado atragantada, sin saber cómo enfocar la historia. ¡Hasta he llegado a escribir tres versiones alternativas de la historia! Aún así, espero que os guste, o al menos, os haga darle una oportunidad al tercer número.Añadir Anotación
2º) Jacob Ellis NO es homófobo. Lo que ocurre es que él tenía una idea predefinida de su amigo Jonathan (al que le doy en este número el apellido Boudin, el mismo que tiene la persona real en quien está basado el personaje), y en ese punto de flaqueza por el miedo a perderlo y la súbita declaración, Jacko se siente asustado y pierde los papeles.Añadir Anotación
3º) La escena del sueño… mejor dejémosla para más adelante.
4º) En la pelea de Kathryn y John, ella le dice a él: “¿Y crees que un estúpido ghoul borracho como tú podrá conmigo, necio?”
Un ghoul es un humano al servicio de un vampiro. Además, los ghouls se nutren de forma frecuente de la sangre de sus amos, lo que les proporciona habilidades que van más allá de lo humano, habilidades vampíricas.
5º) Kathryn, como habréis podido adivinar, es un vampiro. Espero que el personaje os haya gustado a todos, porque yo personalmente le tengo un especial cariño, y no sé si he llegado a transmitirle todo el carisma que para mí posee.
En todo caso, aquí acaban, de momento y puede que por mucho tiempo, las andaduras de Kathryn en la colección.Añadir Anotación


Narrado por Jacko Ellis

Jacko Ellis, 15 de Octubre de 2004
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